sábado, 12 de diciembre de 2015

El fin de la lógica amigo / enemigo - Perfil


Publicamos esta nota en Perfil acá a horas del traspaso presidencial. En estos tiempos extremos que concluyen entendí muchas cosas. Cosas que no se pueden entender sino con experiencia. Hay vivencias que no se pueden saber ni conocer sino solamente experimentar. Los tiempos que vienen son cada vez más interesantes porque serán tiempos sin ingenuidad ni velos.

Es probable que las formas del macrismo sean menos intensas pero sus acciones puedan ser más lesivas, muy dañinas. Por eso mismo es clave, primero, reconocer las relevancia de las formas en política y, segundo, entenderlas.

Madurar el ojo en política es quitarse los velos y entender a los jugadores y al juego para después decidir cómo jugarlo. La política tiene diferentes lenguajes y juegos del lenguaje. Por eso, más allá de los chupamedias y soldados, más allá de los agentes encubiertos y los operadores en las sombras, más allá de los ortodoxos y los dogmáticos, más allá de los que están en varios closets y son serviciales al lado oscuro de la fuerza, está la política democrática que sigue siendo interesante. 

La transcribimos a continuación uno o dos días después en esta semana corta y ocupada. Salud!




perder prestigio para ganar popularidad - Palermo 2015


El fin de la lógica amigo - enemigo

La lógica amigo – enemigo estructuró la dinámica entre kirchnerismo y antikirchnerismo. El nuevo gobierno podrá recrearla o evitarlo

Desde el conflicto del Gobierno con el Campo, la política nacional se estructuró cada vez más desde la lógica de amigo – enemigo. Salvo excepciones, socialmente, en todo ámbito, desde una cena familiar hasta una conversación de café, la polarización política fue ganando la batalla contra el diálogo de razones.

El carácter extremo de la lógica amigo – enemigo necesitó de dos jugadores sin matices ni dudas: El kirchnerismo y antikirchnerismo. No todos los sectores del Gobierno y la oposición fueron igual de irrazonables y agresivos. Sin embargo, se necesitan dos para el tango. En estos años ambos sectores jugaron ese juego tan intenso como peligroso.

La intensidad en política puede tener aspectos positivos. Pero cuando se transforma en agresividad irracional sin posibilidad de diálogo y confrontación dogmática hace daño a toda la comunidad. Ambos sectores no dejaron de redoblar la apuesta a cada paso, incluso a cada error.
En contra de lo que se cree, la crítica es más necesaria que la defensa dogmática. La intolerancia se hizo carne tanto en los sectores del kirchnerismo ortodoxo como del antikirchnerismo mediático. Fue un diálogo de sordos, lleno de insultos y lugares comunes de la dicotomía.

Si alguien defendía una medida del gobierno era automáticamente un soldado oficialista y cómplice de las políticas más atroces. Si alguien criticaba una medida del gobierno era socio de los enemigos del pueblo y cómplice de la dictadura. Toda crítica se sintió como un ataque. Cualquier duda era un insulto. En este tiempo, esa lógica permitió defender lo indefendible.
Incluso en el ámbito donde todo es complejidad y reflexión, en el mundo académico e intelectual, todo se volvió extremos sin matices y hasta se observaron cazas de brujas y purgas salvajes.
Jugar al extremo fue capitalizado por los jugadores que perdieron las inhibiciones y la razón. Los opositores irracionales del gobierno y sus defensores dogmáticos. Muchos jugaron el juego para ganar socios, notoriedad y prensa. Perder el juicio pero ganar popularidad.
Muchos perdieron su capacidad de análisis razonado pero ganaron un caudal de adictos al odio/amor del kirchnerismo y antikirchnerismo. Ese caudal es útil en las campañas electorales, no en la construcción de la política democrática o del futuro de un país.

Con sus formas emotivas y salvajes el kirchnerismo y el antikirchnerismo se parecen más de lo que se diferencian.  

A pesar que en el largo plazo sea autodestructivo y hasta irracional, la intensidad del juego es adictiva y hasta genera un placer enfermo. Pasadas las elecciones y el ballatoge sabemos que tanta tensión fue útil y productiva para ciertos sectores políticos. El antikirchnerismo jugó las mismas reglas de juego que el kirchnerismo impulsó y se impuso con un resultado. Ambos sectores no les importó entrar en contradicciones abiertas para intentar ganar la batallar electoral.  

Una cosa es que el conflicto sea inevitable en política. Otra cosa es que el conflicto sea el objeto deseado del placer masoquista de la política. En el marco de un futuro sin mayorías parlamentarias sería muy peligroso que el nuevo gobierno no intente bajar la intensidad y/o directamente poner fin a la lógica amigo-enemigo.

(*) Lucas Arrimada (Twitter @lucasarrimada) es Profesor de "Derecho Constitucional" y "Estudios Críticos del Derecho" (UBA/UP).  

domingo, 6 de diciembre de 2015

La justicia según Haruki Murakami: Un pulpo gigante


atrapar al pez de sombras - Italia 2014
Las representaciones del derecho y su extraño mundo en la literatura siempre me fascinaron. Especialmente las del poder judicial, sus juicio más famosos, sus expedientes más misteriosos, desde Sófocles hasta Kafka.

En este caso, nos hicieron llegar a la imagen del poder judicial según Haruki Murakami en After Dark:

"Takahashi pasa la yema del dedo por el borde de la taza de café.

- Y en cuanto empecé a pensar de esa forma, había muchas cosas que se me aparecieron bajo un prisma diferente. Vi el sistema judicial, en sí mismo, como un ser vivo especial, extraño.

- ¿Un ser vivo especial?

- Sí. Un pulpo, por ejemplo. Un pulpo gigantesco que habita en las profundidades marinas. Tiene una vitalidad extraordinaria, avanza por el fondo negro del océano haciendo serpentear un montón de los largos tentáculos. Mientras asistía a los juicios, no pude evitar imaginármelo de esa forma, ¿sabés? A veces adopta la forma del Estado; otras, la de las leyes. También puede adoptar formas más retorcidas, más complejas. Y aunque le cortes una y otras vez los tentáculos, vuelven a crecer, siempre. Nadie puede acabar con él. Es demasiado fuerte, viven en una sima demasiado profunda. Ni siquiera sabemos dónde tiene le corazón. Yo, en aquellos momentos, sentí terror. Y me desesperaba pensar que, por muy lejos que intentara escapar, sería incapaz de huir de él. Aquel ser no piensa que yo soy yo y que tú eres tú. Ante él, todos perdemos nuestro nombre, todos dejamos de tener un rostro. Todos nos convertimos en un signo. En un simple número. "

Gracias por la recomendación a DG/DG. Sigamos y salud!

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Más cooperación, menos confrontación: Los desafíos institucionales del nuevo gobierno


El presidencialismo genera incentivos a la confrontación. Si el próximo gobierno confronta a la oposición parlamentaria, el resultado va a ser tan triste como anunciado. Cabe recordar que la crisis de los gobierno presidenciales siempre es acompañada con una crisis económica en las últimas cuatro décadas. 
el eclipse de la razón - Oxford 2011

La polarización extrema entre oficialismo y oposición puede ser muy útil en las campañas presidenciales. Puede ser letal para un gobierno sin mayorías parlamentarias.

Si el nuevo gobierno polariza en un contexto de presidencialismo con legitimidad dual, la crisis institucional será una consecuencia deseada. Será la consecuencia de las reglas de juego institucional irracional que tenemos y que no fueron reformadas en 1994.
  
Los incentivos del presidencialismo son un juego autodestructivo. La razonabilidad no es algo que abunde en estos tiempos en los que muchas personas demostraron su verdadera pasión por la irracionalidad. Justamente por eso escribimos esta nota. Salió en perfil, acá. Sigamos y salud!

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Más cooperación, menos confrontación: los desafíos institucionales de Macri



El presidencialismo incentiva la confrontación en gobiernos divididos. El reto del nuevo gobierno es reducir la confrontación cultural e institucional


1. El nuevo presidencialismo dual. El triunfo de la fórmula de Mauricio Macri y Gabriela Michetti en la segunda vuelta presidencial abre un escenario novedoso para la democracia argentina y para su sistema político: Alternancia y gobierno dividido.

El gobierno dividido en un presidencialismo como el que estructura la Constitución Nacional, especialmente después de la reforma constitucional de 1994, tiene varios aspectos atractivos. En especial, después de una etapa de presidencialismo fuerte con un Congreso afín, una retórica marcada con tendencias extremas y confrontación mediática constante.

Sin embargo, también tiene aspectos no tan atractivos: El escenario de una posible confrontación parlamentaria, gobierno por decreto ante una indeseable parálisis institucional, e incentivos al enfrentamiento desgastante.

El presidencialismo tiene una estructura republicana de gobierno centralizado con dos posibles escenarios en el que los jugadores se pueden configurar. Si las elecciones consolidan el gobierno alineado con el Congreso, el Poder Ejecutivo como estandarte controla todo el poder, organizando al frente o partido político que lo llevó al gobierno y eso aliviana los escasos frenos institucionales. Es más, eso puede permitir neutralizar todos los frenos y contrapesos. Esto consolida formas de juego institucional de baja calidad: republicanismo autoritario, democracia delegativa y/o populista.

2. Los escenarios políticos: ¿Cooperar o confrontar? Si las elecciones –en este caso gracias a un ballotage y a la alta dispersión de las elecciones legislativas— generan un gobierno dividido con Presidente sin mayorías propias en el Congreso, con una liga de gobernadores preocupados por la gobernabilidad y necesidades mutuas, esto permite avizorar dos nuevos escenarios de gobierno dividido: Un escenario de cooperación o uno de confrontación.

Por un lado, en el escenario de cooperación, la habilidad del nuevo presidente y de su fuerza política para seducir a la oposición federal y parlamentaria al efecto de cooperar en el nuevo marco será fundamental. Existen varios incentivos a la cooperación (1) en la transición. Presupuesto, gobernabilidad, agenda anticorrupción, causas judiciales, etc. No son muchos pero deben ser capitalizados con inteligencia con las capacidades retóricas, mediáticas y políticas del Ejecutivo y sus equipos de gobierno.

Seducir, negociar, tender puentes en un gobierno dividido es vital. Especialmente, aprendiendo de graves errores políticos de etapas anteriores en gobiernos fragmentados como el de De la Rúa. Este gobierno equilibrado de consensos trasversales es tan atractivo como infrecuente en nuestra cultura política personalista e hiper-presidencialista.

Por otro lado, está el escenario opuesto, el de los incentivos a la confrontación (2), que muchos han sufrido, especialmente antes y después de quiebres institucionales como 1989 y 2001/2002. En el pasado, esas crisis de las democracias delegativas han consolidado gobiernos que concentraron poder desde lo institucional o desde la hegemonía política. La puja distributiva hoy no permite hablar de un líder delegativo ascendiendo sino de una lógica de confrontación para radicalizar las debilidades del gobierno en un contexto económico adverso. Fomentar la confrontación es un incentivo para la oposición parlamentaria pero sería un error mortal para el oficialismo.

En un contexto de contracción económica la capacidad de construir bajo la retórica republicana es mucho más necesaria que en tiempos de mayorías legislativas y crecimiento a tasas chinas.

El ballotage dejó un resultado ajustado pero también una sociedad estable. El contexto de la economía es delicado y recesivo pero no irremediablemente explosivo. El futuro del presidencialismo con gobierno dividido dependerá de la habilidad política de todo el arco político, pero especialmente de la capacidad de construcción del Presidente y su entorno.

El desafío del gobierno de Macri está en repetir vicios institucionales o cambiar los incentivos del viejo presidencialismo.

(*) Lucas Arrimada es Profesor de "Derecho Constitucional" y "Estudios Críticos del Derecho" (UBA/UP).

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