lunes, 6 de agosto de 2012

Julián Axat: La Parca de "Juguito"


p de pan, de pobreza, de parca, de padre - Baires 2010
Siempre pero siempre hay que leer a Julián Axat, acá en P12 y transcribimos.

La Parca de "Juguito":


El 1º de agosto, el cabo bonaerense Daniel Mannarino, de 46 años, ejecutó por la espalda a Maximiliano De León, alias “Juguito”. Juguito tenía 14 años. Con motivo de mi función, lo conocí varias veces. Varias caídas. Todas por desencuentros policiales y presuntos robos. Se trataba de un pibe para el que, como para tantos otros, la calle (eso me decía él) se presentaba como lugar seguro, espacio para jugarse la vida, para descubrir, para acceder a la urgencia de todo lo prohibido. Un tipo de supervivencia que pocos entienden o del que se alejan por desinterés. El “circuito de la muerte” era conocido por Juguito.

El “circuito” comienza cuando la cana sospecha de vos, cuando te mira mal, cuando te ve pasar jalando o pidiendo, o con actitud extraña, o arrebatando. Juguito no andaba “calzado”, porque ése no era su estilo. Por eso se ligaba palizas en cada caída policial, por eso era derivado a paradores de niñez donde nadie lo contenía o, acaso, hacia un seguimiento sobre su vida. De inmediato, Juguito salía a la calle, y volvía a la comisaría una y otra vez, en el “circuito” donde al final no hay una luz, sino el rostro negro de la Parca.

Juguito buscaba ser rehabilitado. El expediente asistencial dictaminaba internación, pero las clínicas y comunidades terapéuticas que a la provincia le salen diez mil pesos por mes, no le daban un cupo. Por eso seguía en la calle. Alguna vez que estuvo muy pasado, terminó –como A. D.– en el Hospital de Niños. También como A. D., se escapó a los pocos días, pues, en el “circuito”, la respuesta nunca llega.

Qué había al final del “circuito”. Un destino sellado que es el que todos los pibes como Juguito tienen –kafkianamente– asignado. Por mera burocratización de mediatos asesinos de escritorio que hablan de una infancia retórica y arman y son mentores del “circuito” autogobernado; pronto aparece la noche. La Parca que había visto Juguito.

 La versión policial del asesinato de Juguito dice que fue en Villa Elvira, en la madrugada del día martes, cerca de las 6. Habría intentado entrar a robar junto a otros dos pibes en la casa de un policía administrativo. Los tres habrían trepado al primer piso donde dormía el policía, quien al escuchar un ruido agarra su nueve milímetros, se asoma y –según sus dichos, que coinciden con los de ministerio al que pertenece– recibe una detonación, por lo que dispara seis tiros contra la humanidad de los tres a la carrera.

Dos de ellos se escapan. Juguito recibe un impacto en la espalda. Cae y muere a los pocos minutos. La Parca al final del “circuito”.

La versión del expediente, que es la versión policial, dice que el revólver calibre 22 que le encuentran a Juguito en su mano, tiene efectuado un disparo. Lo cierto es que no está el plomo percutado. En rigor, tenía uno sin percutar y una vaina percutada. Lo cierto es que no se puede calcular el tiempo exacto en el que se percutó tal vaina. Ese disparo pudo ser bastante anterior y no haber existido enfrentamiento alguno, tal como sostiene el cabo Mannarino. Seis disparos contra uno. Y sin resultados de dermotest o de pericia de rastros de los impactos, el policía obtiene la libertad con la gracia inmediata de cierta justicia... En la provincia de Buenos Aires, la línea delgada que separa una ejecución sumaria de un enfrentamiento la decide una declaración desincriminatoria policial. Y la Justicia, compra. 

Hasta el hartazgo se sostiene que, en esta provincia, los pibes están librados a su suerte, sólo hay que esperar que ingresen al “circuito”. Toda juventud perteneciente a los márgenes es sospechosa y puede ser ejecutada por la espalda (como Lautaro Bugatto, como Franco Almirón, Mauricio Ramos, y tantos otros). No quiero ser conspirativo, pero la eliminación se produce por dos mecanismos funcionando a la vez (llamémosla tanatopolítica efebológica): una política social de la niñez vaciada que abandona y deja a la presa en bandeja, y otra que se prepara para el sacrificio por autogobierno policial, la secta que mata y encubre.-        

Julián Axat es Defensor Penal Juvenil de la Plata.- 

4 comentarios:

  1. nota muy necesaria!!!
    tal vez me animaría a agregar una siniestra pata más de esta araña que nos arranca grandes caudales de niñez: la arista más invisible y la que hace posible que continúe este desencuentro. Se trata, me parece, de la vertiente (pensada, razonada, la más específicamente planeada de todas) que provoca justamente esta invisibilización. Me refiero a todos los mecanismos mediáticos, educativos, sociales y psicológicos que han sido estudiados con total cautela para generar un distanciamiento.
    ¿Un niño "en situación de calle" (vaya término!) es alguien a quien todos tendemos a socorrer y acompañar o es una persona (¿una persona?) que nos enseñan a temer e incluso a odiar? ¿Cuántos necesarios colegios tienen en su currícula (como el Pellegrini) visitas obligatorias a geriátricos, hospitales psiquiátricos e instituciones para menores? ¿qué es lo que se conoce sobre la pobreza (¿cuántos conocen realmente una villa?).
    Este planeado desconocimiento, esta feroz desinformación, me parece una de las patas más fundacionales de esta gran mentira. Si no veo al otro, no lo puedo reconocer. La verdad que construye el poder, sabemos, es útil para seguir reproduciendo cuerpos que no son cuerpos, niños a los cuales se les ha robado su estatuto de niños y su dereccho (cosa terrible) a jugar.

    Y si usted desea ayudar, lo único que ofrece el sistema es odio y las muy acomodadas damas de caridad (que, claro, se enojan con toda su furia ante la nueva noticia de un "pibe chorro").

    Esto excede una política social vaciada que abandona. Esto constituye un total reconocimiento del sujeto (como presa, claro) para pintarlo con otros colores y hacer que se transforme en invisible, indeseable y alienado.

    Ojalá alguna vez podamos volver a ver a estos niños como niños.

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    1. Muy buen comentario. Hay un fuerte contraste entre construccción mediática del miedo y todas las dificultades que se tienen en ciertos barrios. Si las escuelas son un desastre porque no tienen inversión o porque no hay escuelas (se han dado clases en conteiners!!!!) si las ambulancias no ingresan, si el transporte público es desastroso, si hay dificultades para insertarse en el mercado de trabajo, si hay explotación y/o precarización, la situación es más preocupante y urgente! Hay mucho que construir versus la construcción mediática del miedo que hay que relativizar. Obviamente hay peligros, problemas y chicos que necesitan una humana ayuda pero las políticas necesarias no son penales sino sociales, de contención. Con algunos matices y bemoles, coincidimos en el resto. Salute!
      L.

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  2. La nota pone toda la responsabilidad en el malvado policía ejecutor.
    Pero a los niños no los trae la cigüeña... Nada se dice acerca del padre, de la madre, de la familia, del niño muerto. Ellos son los primeros responsables. Solamente en subsidio es responsabilidad estatal del sistema corrupto e ineficiente que tanto se critica y sobre lo que estamos de acuerdo.
    También está la responsabilidad del propio niño. De los términos de la nota pareciera que Juguito quería pero no podía. Así como se desconfía de la versión del policía, se podría llegar a desconfiar de las versiones de A) Juguito y B) el que postea la nota.
    Acaso Juguito había decidido eso para su vida y no le importaba demasiado salir de la situación en la cual vivía. Eso no lo sabemos nadie, ni yo ni el policía, ni el posteador, solamente lo sabe -tal vez- el niño que lamentablemente murió.
    Tarde llega el post con su letania de lamentos, recriminaciones y sospechas... empieza mal todo desde el momento que los padres deciden -o tal vez no lo deciden y es un "accidente" o "error"- crear la vida de un niño que tan tristemente ha terminado.
    Allí empieza todo: EDUCAR!!!! falta de educacion de los padres.

    No coincido para nada con la nota publicada. No se si el comentario va a quedar o va a ser eliminado. Pero sé que alguien lo va a leer. No toda la culpa es de los delincuentes de la policía, también son responsables los delincuentes sin uniforme, los que intentan robar, y los padres de esta niñez desprotegida, esos son los fundamentales responsables.

    Sin animo de ofender a nadie: el policía se excedió, pero Juguito también. Dejemos de poner siempre la responsabilidad afuera. A ver si a cada uno de nosotros un Juguito nos entrara en nuestra casa, o nos abordara en la calle en una tentativa de robo... a ver que pensamos, pongámonos en situación, animemonos, pongámonos en el lugar del policía, que bien podría haber sido no un policía sino cualquier otra persona, una familia, una jubilada, un viejito, que se yo, imaginemos...

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    1. 1. Mientras no insultes ni ofendas a nadie se publican todos los comentario en este blog. Acá está. Solamente se restringen los comentarios que ataquen a personas específicas (como pasaba con ataques a personas de otro blog).

      2. Me parece que responabilizar a un niño con problemas es lo que NO podemos hacer. No lo podemos hacer. No es ni legalmente aceptable, pero sobre todo no es moralmente aceptable. Los adultos y todos como comunidad somos responsables de ellos. La inseguridad y la violencia en la calle nos afectan a todos. Para eso no hay que responder desde el miedo y la bronca, sino desde encontrar las razones de ese fenómeno, por más que cueste. Reduciendo el miedo con razón, licuando el instinto de reaccionar en vez actuar para cambiar. Sé que cuesta horrores pero es lo que se debe hacer si es que queremos una mejor sociedad, una sociedad menos infeliz.

      3. Obviamente la responsabilidad colectiva, pero también hay sectores vulnerables y sectores con poder. La Policía por su función tiene responsabilidad y sobre todo tiene mucho poder. Puede o no haber sido responable en este caso (no leí el expediente), pero las prácticas en la Provincia de Buenos Aires, aunque obviamente complejas y diversas, parecen demostrar que puede existir impunidad ante posibles casos de gatillo fácil y ejecuciones sumarias encubiertas en enfrentamientos. Los informes de Derechos Humanos y los casos más resonantes de inseguridad que hemos visto siempre han demostrado tener conexiones.

      Repito: Me parece un error imperdonable responsabilizar al menor. Eso es lo que NO podemos hacer. Sería reconocer el fracaso absoluto.
      L.

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