viernes, 2 de enero de 2015

Fin de ciclo judicial: Resumen del 2014


más allá de los próceres y mártires - Guayaquil 2014
Nos pidieron en Infobae una columna de resumen del año judicial. No fue simple resumir el 2014 en la arena de los magistrados: Fue un año de baja intensidad. Tampoco extrañamos al 2013 pero cabe decir que fue más interesante en eventos y debates. El pasado nunca fue mejor. Todo lo contrario. Seguramente el 2015 sea más generoso con nosotros.

Aprovecho para publicar la versión final (creo que por error mandé una versión anterior, supongo, porque salió algo recortada) y se publicó esta versión abreviada que linkeamos más abajo. Ahora sí. Salud!


Fin de ciclo judicial

El tiempo cambia más prácticas que muchas reformas legales y constitucionales. Es un factor de crecimiento y calidad institucional tan clave como subdesarrollado cuando pensamos en elementos y herramientas de análisis político. Quizás porque es tan efectivo como incontrolable. En el largo plazo su poder determina todo, en el corto plazo lo condiciona.

Por esto mismo, después de un intenso 2013 judicial y de la paz negociada de este 2014 que termina, el 2015 será un intenso fin de ciclo, con final incierto y abierto, tanto para el poder político propiamente como para su par judicial. Quizás la punta del iceberg será el cambio institucional en la Corte Suprema. El paso del tiempo obligará a la Corte, más allá de sus cargos vitalicios y sus clásicas longevidades, a alterar su composición significativamente -hasta puede amenazar con forzar lo inevitable- y los cambios de un año electoral, incluso en un contexto de incertidumbre, sin duda impactarán en toda la esfera judicial.

La Corte y su futuro. El fallecimiento de dos miembros de la Corte Suprema, Carmen Argibay y Enrique Petracchi, y el anunciado retiro voluntario de Eugenio R. Zaffaroni generó una situación sin precedentes. La Corte Suprema tiene actualmente cuatro miembros y el gobierno propondrá a comienzos del 2015 uno nuevo -el quinto faltante- para la correspondiente audiencia pública en el Senado de la Nación. Hay varios candidatos, entre nombres tentativos y auto-postulaciones, provenientes del oficialismo y la oposición. El conocido hermetismo del círculo presidencial hace juego, en esta ocasión, con el hermetismo judicial, lo que quizás preavisa una estrategia innovadora, como la selección de una/un candidata/o con tintes opositores pero con un perfil afín al gobierno -por ejemplo, una mujer con proyección político/académica transversal en el espacio de los derechos humanos- o una estrategia clásica, como un candidato que reproduzca el canon del progresismo oficialista en el ámbito de las/os abogadas/os y de los jueces. Más allá de las especulaciones, si hay algo que celebrar es la existencia de variedad para nombrar a personas idóneas con destacados perfiles.

Reformas legales y poder judicial. Como sabemos, el 2013 fue el año de la problemática y frustrada reforma judicial. En contraste, el 2014 fue el año de la paz negociada entre el Poder Judicial y el sistema político. La inclusión del oficialismo en el Consejo de la Magistratura, el pacto de gobernabilidad entre Corte y Consejo bajo control oficialista y el sorpresivo y expedito dictado del Código Civil y Comercial, entre otros hitos, lo demuestran. El 2015 cerrará ese ciclo de reformas legales -que se traducen en reformas judiciales indirectas- con la discusión del Código Penal. El timing político parece no ser el ideal pero las mayorías parlamentarias necesarias son posibles.

La relación entre Gobierno y la Corte es, para usar una metáfora atemporal, un matrimonio por conveniencia en tiempos en los que no había divorcio: Mucha desconfianza, guerras silenciosas y conflictos a puertas cerradas pero la pareja mantiene las apariencias ante la mutua necesidad de la sociedad conyugal. El 2014 fue el año en el que ese matrimonio por conveniencia generó un innegable bien ganancial: La posibilidad que varios miembros de la Corte Suprema se proyecten por fuera de las kilométricas decisiones judiciales como asesores legislativos, codificadores, profesores universitarios y autores de bestsellers del derecho. Como bien dijo el Presidente de la Corte Suprema, un Código es “una ley para 100 años”. Esta única coyuntura política, permitió que una ley para 100 años fuera discutida y sancionada -sorpresivamente- en una semana. A pesar de ello, para la mayoría de los actores político e institucionales, tanto para el oficialismo como para una Corte con perfil propio y coqueteos opositores, la sanción de un Código Civil fue un territorio que muchos gobiernos y candidatos quisieron conquistar. Ambos actores triunfaron aliados -más allá de sus diferencias y de las formas- donde muchos se fueron derrotados.

Por otro lado, no podemos dejar de decir que este año tuvo todos los condimentos políticos traducibles a la especial esfera de los expedientes y pasillos judiciales: Procesamientos mediáticos, jueces protagonistas, acusaciones cruzadas, lobby judicial, tráfico de influencia, forum shopping, demoras en las selección de jueces, subrogancias polémicas, fiscales perseguidos, judicialización de nimiedades, jury’s frustrados, exceso de formalidad, jueces, fiscales y defensores con proyecciones políticas, elecciones en el Consejo de la Magistratura, corruptos indefendibles que son procesados por jueces indefendibles, clásicas defensas corporativas, retóricas de cambios y gatopardismo en forma de apelación por transformación institucional, entre otros aspectos del ya conocido pero siempre renovado folclore judicial.

Lo que viene. Para el mundo judicial, lo primero es la feria. Los primeros 30 días de vacaciones judiciales de un total de 45 días. Una razón para que el resto de los empleados públicos y privados tengan una sana envidia (sic) hacia la esfera de operadores del derecho. No obstante, la última semana de diciembre trae siempre sorpresas judiciales. Las fiestas son un sedante de decisiones polémicas a nivel judicial y/o político. Las fiestas del 2013 invisibilizaron los efectos de la decisión de la Cámara Federal del caso de las millonarias “coimas del Senado” cuya denuncia se originó en el año 2000. Trece años de proceso judicial no son nada.

El 2014 cierra como un año de auspiciosas reformas legales y procesales en un marco de discusión política siempre polarizada y de actores institucionales parciales pero con ciertas solemnidades y formalidades de la vida civilizada. Esos pequeños atisbos de civilización no son menores. Las aperturas y los cierres son intensos. Cabe sólo imaginar cómo traducirá el poder judicial esa inevitable intensidad a su propio y obligado fin de ciclo. El tiempo lo dirá.-

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PD: La nota fue publicada acá en Infobae. No hace falta aclarar que las fotos y los subtítulos no los elegimos nosotros. El texto sí. Es obvio que no me refería puntualmente a Campagnoli con "fiscales perseguidos". El punto a describir era innegable: El Ministerio Público, Fiscal y de la Defensa, el propio Poder Judicial, como todo poder del Estado, toda agencia estatala, tiene internas, tiene premios y castigos. Esas internas a veces son mediáticas (hay dos fiscales polémicos mediatizados, uno cercano al oficialismo, otro cercano a la oposición, por eso la foto parcializa mi descripción de hechos conocidos por todos y recurrentes cada año!) y a veces son -estaba mencionando algo que era parte del folclore judicial de todos los años!!- son invisibles, imperceptibles, partes del juego político interno, subterráneo, no mediatizado, del sombrío mundo del poder judicial y de los operadores del derecho. Cabe aclararlo. Salud!

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